Pablo García Mexía es Profesor de Derecho y Gobierno de Internet en el College of William & Mary (Virginia, EE.UU.)
Es bien sabido que Internet brinda a todos la posibilidad de “saltar a la fama” en apenas minutos, si quien lo pretende logra “conectar” con los gustos o tendencias de nuestra sociedad, especialmente de los más jóvenes.
Esto es justamente lo que buscaba el joven que el 26 de febrero de 2014 colgaba en YouTube un vídeo, de algo más de un minuto de duración, en el que simula despertar de una siesta, desde el asiento del copiloto de un automóvil que circula por una autopista. Su supuesto amigo “Jose”, quien debía estar al volante, sin embargo no lo está, de manera que el copiloto, mientras graba toda la escena con su móvil, ha de mantener pisados los pedales de conducción y guiar el volante, hasta el punto de verse incluso en la tesitura de tener que adelantar un camión. Siempre desde el asiento del copiloto, el joven completa esa maniobra y sigue conduciendo unos segundos más, antes de cerrar la grabación con una mueca de entre alivio y “heroica” autosatisfacción.
Junto a esa capacidad de convertir pues a cualquiera en “actor” o en “productor/editor”, viene siendo muy frecuente denunciar los riesgos de Internet para la seguridad en general, y para los menores en particular. También señalar que la Red es, en cada vez mayor medida, medio o escenario de hechos delictivos, hasta el punto de ser la variedad criminal que más crece (lo indicaba el World Information Society Report de la Unión Internacional de Telecomunicaciones en 2007). O que será difícil que, para 2020, exista un solo hecho criminal que no cuente con alguna dimensión digital (esto lo decía la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito en un estudio aquí comentado, y que se publicaba en febrero de 2013).
Lo que en cambio se resalta menos es la virtualidad que Internet posee para rastrear cualesquiera hechos delictivos y de este modo poder perseguirlos.
La Policía Nacional y la Guardia Civil lo saben en España muy bien. De hecho, la Policía Nacional tiene sobrados motivos de orgullo por ser la fuerza de seguridad con más seguidores del mundo en Twitter (@policía), por delante del FBI norteamericano. También la Guardia Civil dispone de una cuenta en esa red social (@guardiacivil062) y una y otra tienen igualmente presencia en las principales redes sociales.
En el concreto caso que aquí nos ocupa, la Policía Nacional se apresuraba a reaccionar, apenas minutos después de que el vídeo se subiera a YouTube, y en vistas de la alarma que se estaba generando en esa red social. De manera que el propio 26 de febrero de 2014 publicaba en su cuenta de Twitter el siguiente tuit, referido al video y al joven en cuestión:
“No dejemos q NADIE JUEGUE CON TU VIDA ni con ninguna en carretera. Le buscamos. Envía info a redesabiertas@policia.”
Ese mismo día, la Policía Nacional publicaba también en YouTube la siguiente nota, junto con el propio vídeo original:
“Desde la Policía Nacional estamos buscando a este irresponsable cuya conducción criminal entraña enormes riesgos para la seguridad de todos. Colabora con nosotros para ponerle fuera de circulación (carretera) en el correoredesabiertas@policia.es.”
Evidentemente, las llamadas a la colaboración resultaron altamente eficaces, pues al día siguiente, concretamente a las 12:18 del mediodía del 27 de febrero, la cuenta de Twitter @policía publicaba este tuit:
“Gracias a vuestros >40 correos hemos localizado al imprudente conductor del vídeo. Se ha entregado en Barcelona. EN LA CARRETERA NO SE JUEGA.”
Frente a los indiscutibles riesgos y hasta en ocasiones amenazas que plantea, Internet ofrece pues también herramientas ágiles, universales y eficaces para la colaboración ciudadana. (Seguir leyendo)
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