La Audiencia de Murcia ha condenado a uno de Yecla a seis meses de prisión por resistencia a la autoridad, pena sustituible por el pago de una multa de dos euros diarios durante doce meses, en una causa que tiene su cosa.
Ocurrió que un día de octubre de 2009 circulaba el murciano camino de Almansa en un coche conducido por su novia. La velocidad, poderoso afrodisíaco, encendió el rijo y hubieron de parar para darle vado; puestos a ello, aparece un policía local que decide que la dama pase a soplar desnuda. Su hombre, como cumple a caballero español, se revuelve, y tras afearle sus malas maneras, le manda unos viajes de puño y pie ...
La sentencia carga la culpa del suceso sobre la parte inocente y no castiga al agente por violación del derecho constitucional a la intimidad (nunca mejor invocado) ni siquiera por falta de profesionalidad. Como es de general conocimiento, el trance amoroso produce un tipo de embriaguez que el odiado aparatejo no puede distinguir de la etílica, por lo que prueba no estaba indicada.
Considerando esto, y la eximente de estado de necesidad, la justicia popular pediría: para la pareja interrupta, absolución de todos los cargos e indemnización económica en razón del gozo cesante; para el agente, condena verbigracia a plantar por su cuenta y brazos un bosquecillo de siete coníferas en el lugar de autos.
Mejoraría la seguridad de nuestras carreteras si ofrecieran unas por así nombrarlas "áreas de sinapsis". Entiéndase, estaciones de amor vial.
Ramón Baltar. Profesor de Latín ( Artículo)
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