Investigadores de la Universidad Carlos III desarrollan la cámara, capaz de señalar en tiempo real los vehículos que incumplen la normativa y registrar escapes de gases nocivos El dióxido de azufre (SO2) es uno de los contaminantes más habituales en las ciudades. Emitido por los automóviles, las calefacciones y por la industria metalúrgica, energética, alimentaria o de papel, la elevada concentración de este gas no solo provoca irritación en el sistema respiratorio de los habitantes. Al ser liberado, se transforma en trióxido de azufre (SO3) que, en contacto con la humedad, conduce al ácido sulfúrico o H2SO4. Es decir, lluvia ácida.
Encontrar el método más fiable para la detección y monitorización del SO2 era el objetivo de un grupo de investigadores del Laboratorio de Sensores Teledetección e Imagen en el Infrarrojo (LIR) de la Universidad Carlos III de Madrid. El resultado de su trabajo fue una cámara capaz de detectar por infrarrojos el SO2 y otros contaminantes –entre ellos, monóxido de carbono, ozono o hidrocarburos– a cientos de metros. «Resulta interesante para identificar vehículos altamente contaminantes en circulación, escapes en conducciones o emisiones en instalaciones industriales, como las chimeneas de las centrales térmicas», explica Miguel Ángel Rodríguez, científico del LIR.
El invento ofrecía también grandes posibilidades comerciales. Los detectores que existen actualmente en el mercado consisten en un aparato con sensores electroquímicos, programados para registrar –cada uno o varios minutos– la concentración de estos gases a su alrededor. Frente a esto, los investigadores del LIR habían dado con un método que lograba el mismo resultado, pero a distancia y en tiempo real. (Leer más)
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