Un agente de la Guardia Civil, acusado por el fiscal de conducir bebido en concurso con conducción temeraria con resultado de lesiones, dijo ayer en la Audiencia Provincial de Lugo que no llegó a probar una gota de alcohol antes de ir a trabajar, ni tampoco durante el servicio. Lo hizo en el hospital al que lo trasladaron para prestarle asistencia sanitaria. Cuando se encontraba en el mismo, explicó, llamó a su esposa y le pidió que le llevara unos botellines de güisqui que tenían en casa y se los tomó. En la prueba de alcoholemia que le hicieron con una analítica dio una tasa de 2,47 gramos por litro.
Abel F. G., el acusado, se enfrenta a la petición de un año y nueve meses de prisión y a la privación del permiso de conducir por un tiempo de cuatro años. La acusación pública también le imputa otro delito, en este caso por no querer someterse a las pruebas de alcoholemia que le plantearon sus compañeros en el lugar donde tuvo el accidente. Por este hecho reclama la imposición de 8 meses de prisión y la retirada del carné por un tiempo de 15 meses. (Seguir leyendo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario