Según los expertos, retirar la mente de la carretera es tan peligroso como apartar la mirada
A nadie se le escapa que distraerse mientras se conduce es peligroso. Otra
cosa bien distinta es la valoración íntima de cada uno sobre su propia capacidad
para hacer varias cosas al mismo tiempo con cierta eficacia. A pesar de las
sanciones, todavía es frecuente ver, por ejemplo, a automovilistas que no dudan
en llamar por teléfono o hasta enviar un whatsapp con una mano mientras
con la otra sujetan el volante. E incluso tienen tiempo de lanzar una rápida
ojeada para comprobar que entre los coches que les rodean no haya alguna
patrulla de la policía o la Guardia Civil vigilando. Y es poco probable que al
hacerlo estimen la posibilidad de sufrir un accidente. Aunque hablar por
teléfono sin usar el manos libres está expresamente prohibido, ¿distrae más que
actividades permitidas como dictar un mensaje de texto o inevitables
sentimientos como el disgusto que uno siente tras una pelea con el jefe de
turno?
En España, las distracciones están presentes en cerca del 40% de los
accidentes de tráfico. Para reducirlas, la normativa veta las más visibles, como
manipular manualmente aparatos mientras se conduce. Pero las tecnologías han
dado solución al problema de manejar un vehículo y mantener la conexión social
al mismo tiempo gracias a la multiplicación de aplicaciones para
móviles que permiten contestar llamadas o mandar mensajes solo con el uso de la
voz —y evitar así de paso las sanciones—. La cursiva del “gracias” no es casual.
El abanico de tareas que un automovilista puede realizar al mismo tiempo de
forma legal si cuenta con la tecnología adecuada es objeto de reflexión. ¿Es más
peligroso programar el GPS o dictar un correo electrónico con un programa de
reconocimiento de voz? En definitiva, ¿qué crea más riesgos, retirar los ojos de
la carretera o retirar la mente? (Seguir leyendo)
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