En 1982, tras varios ejercicios en los que el control y la titularidad de las
inspecciones técnicas de vehículos
(ITV) permanecían en manos del Estado, la situación económica con la que se
bandeaba el último Gobierno de UCD y la falta de presupuesto para instalar al
menos un centro por provincia, como eran sus intenciones, le llevó a crear las
entidades colaboradoras de la Administración en esta actividad. Han pasado tres
décadas durante las que se han registrado los cambios necesarios para adaptarse
a las nuevas demandas y exigencias de esta actividad en España, pero son a todas
luces insuficientes, a juzgar por la creciente solicitud de una mayor
liberalización por parte de otros aspirantes a incorporarse a un, hasta ahora,
suculento negocio. Por tratarse de un servicio público de interés general con
importantes vinculaciones con la seguridad vial o el medio ambiente, el régimen
establecido inicialmente para su explotación fue el de las concesiones
administrativas y posteriormente se amplió a uno más abierto. Pero lo que
realmente ha marcado la naturaleza de su desarrollo ha sido su transferencia a
los Gobiernos de las comunidades autónomas.
Hoy, según de la ITV que se trate, nos encontramos con un sistema u otro.
Incluso en las que mantienen la concesión se presentan dos modelos distintos de
gestión. Así, hay tres comunidades en la avanzadilla de la liberalización que
promueven el sistema de autorizaciones: Madrid, Castilla-La Mancha y La Rioja.
Otras tres con gestión directa, bien con sus propios funcionarios, en el caso de
Extremadura y Asturias, o mediante una empresa pública, Veiasa, en Andalucía.
Otras 10 mantienen el régimen de concesiones, del que se benefician
fundamentalmente cuatro empresas que se reparten más del 90% de las mismas.
En Cataluña se intentó una situación mixta, ya que se trataba de
autorizaciones por parte de la Generalitat, pero reservándose ella las
decisiones respecto al número de instalaciones y su ubicación. Una vía que ha
quedado paralizada y en litigio por los problemas jurídicos derivados de las
denuncias de corrupción presentadas y que implican a altos cargos políticos. (Leer más)
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