El caramelo de aumentar la velocidad a 130 kilómetros por hora que esperan con anhelo algunos automovilistas es todavía un espejismo. Ni Tráfico ni los expertos en seguridad vial son capaces de precisar qué vías son susceptibles de un incremento.
La aprobación del nuevo Reglamento General de Circulación no supone la aplicación inmediata de un límite máximo de 130 por hora. Según el borrador, este aumento de velocidad será temporal [Tráfico lo controlará a través de paneles] en tramos de vías de alta capacidad “en los que existan índices contrastados de seguridad, buenas condiciones de trazado y pavimentación” y buenas condiciones meteorológicas y ambientales. “A la primera víctima mortal, se vuelve a los 120”, dijo la directora de Tráfico, María Seguí, de forma tajante.
Uno de los requisitos para el aumento de velocidad, “buenas condiciones de trazado y pavimentación”, se tambalea por el desplome de la inversión en la conservación de carreteras. Desde 2009, la partida de Fomento ha caído un 30%. Según la Asociación Española de la Carretera, para “poner al día” las vías se requieren 5.500 millones de euros.
Los clubes de automovilistas sí creen posible un aumento de velocidad, pero no se atreven todavía a poner sobre papel en qué carreteras se podría pisar más el acelerador. Todos aluden al informe EuroRap, un proyecto europeo de clubes de automovilistas de toda Europa. Según los datos del estudio de 2012, en España hay 485 tramos, que suman 8.232 kilómetros, con un índice bajo de riesgo, en concreto, entre cero y 15 accidentes graves o mortales ocurridos en tres años por cada mil millones de vehículos por kilómetro. Pero este estándar, según la exigencia de Seguí de cero víctimas, no es suficiente para la DGT. (Seguir leyendo)
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