La crisis modifica hasta los hábitos al volante, y en algunos casos, para bien. La necesidad de ahorrar hace que se corra menos por carretera para no recibir sanciones por exceso de velocidad y, de paso, gastar menos en combustible. La coyuntura económica lleva años reduciendo la siniestralidad en las carreteras tarraconenses y, por extensión, catalanas. Asimismo, el conductor ha levantado el pie del acelerador para evitar multas.
Así lo acredita el balance más reciente del Servei Català de Trànsit, que desde el año pasado certifica un descenso en las sanciones de un 25%: de las 219.099 registradas de julio a septiembre de 2012 a las 163.958 de enero a marzo de este año.
A nivel tarraconense, la bajada es aún más pronunciada y alcanza el 28%. De los 59.195 expedientes de julio a septiembre del año pasado, a los 42.382 registrados de enero a marzo de 2013. El descenso hacia el final de año (48.430 multas) fue ya de un 18%. O, lo que es lo mismo, si el año pasado se ponían de media al día 657 multas en las carreteras de la provincia, ahora se ponen 470. Son 187 menos.
Se trata de un fenómeno paralelo a la bajada de la siniestralidad, que ha sido de un 40% menos durante el presente año. Es la consecuencia amable de la crisis, como indica Carles Oliver, presidente del gremio de autoescuelas en Tarragona, que conoce bien lo que sucede sobre el asfalto: «Por un lado la crisis viene bien. La gente corre menos al volante, se tiene más en cuenta la conducción eficiente y se cuida más el bolsillo. Hay que tener en cuenta que la gente se mueve menos, coge menos el coche, y eso también conlleva un ahorro. Corremos menos para evitar sorpresas desagradables en forma de sanciones pero eso hace reducir el riesgo de accidentes». (Leer más)
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