Cuando los automovilistas empiezan a mirar el pavimento con atención para evitar baches, o se tienen que cambiar con frecuencia al carril izquierdo porque el derecho está lleno de socavones, los técnicos saben que la carretera se encuentra gravemente tocada por falta de mantenimiento. “Primero se colapsan bases y subbases, y ahí es todavía invisible para los usuarios, pero los deterioros van hacia arriba”, describe Jacobo Díaz, director de la Asociación Española de Carreteras (AEC). Según sus datos y los del RACC, el gasto en Carreteras del Estado ha descendido un 38% desde 2009; de 1.257 millones de euros en 2012 a 818 en 2013. También es verdad que entre 2003 y 2008 subió muchísimo. La cuestión es que, hoy por hoy, los conductores notan que ya no es tan cómodo ni tan seguro circular por determinados tramos. Si esto sigue así, no es que vayamos a volver a los trazados y a las curvas de los años setenta y principios de los ochenta, antes de que se construyeran las autovías de primera generación, pero sí que “en 10 años tendremos unas infraestructuras bien diseñadas, pero rotas y no habrá dinero para reconstruirlas”, vaticina Díaz. (Seguir leyendo)
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