El agente Óscar Martínez Barnés. :: I. SÁNCHEZ / AGM |
El coche se le caló en medio de la vía que atraviesa la calle Mayor y ella optó por bajarse ante el peligro. Todo bien hasta ahí, salvo por el pequeño detalle de que lejos de pedir auxilio, la conductora novel se quedó bloqueada y se subió a la acera, mientras que el cercanías que venía de Javalí Nuevo estaba a punto de llevase por delante su turismo. El accidente, en pleno centro urbano de Alcantarilla, podría haber sido monumental de no ser por la rápida actuación de un policía local.
El agente que tuvo la sangre fría de subirse al vehículo, arrancarlo y evitar la colisión con el tren, fue Óscar Martínez Barnés. El mismo que el pasado viernes 20 le salvó la vida a un bebé de tres semanas. El azar quiso que este policía volviese a protagonizar un hecho heroico justo en Entrevías, a escasos metros de la parada de taxis donde le practicó la 'maniobra de Heimlich' a la pequeña Valeria. Así evitó que muriese asfixiada al atragantarse con el biberón.
Aunque ayer fue Óscar el que se jugó el tipo para que el cercanías, en plena hora punta, a las 13.15 horas, no colisionase contra el turismo cuando la calle Mayor estaba llena de peatones, con una gran retención de tráfico a ambos lados del paso a nivel y con los comercios abiertos. El accidente podría haber provocado numerosos daños personales y materiales en la zona, por no hablar de los efectos sobre el convoy.
«Yo estaba regulando el tráfico cuando se bajaron las barreras y vi a una conductora novel y a su acompañante que se habían dejado el coche en medio de la vía», según relató ayer sin dar crédito a lo ocurrido. «Parece que intentó subir en tercera y el coche se le caló, empezó a decir 'no va', 'no va el coche', y se subieron a la acera de la librería». Según parece, se trataba de una pareja de novios de entre 18 y 20 años. «Si no me metía en el coche se iba a producir un destrozo. Creo que las marchas estaban rotas, porque la primera no respondía y tuve que sacarlo en tercera pisando el embrague a muerte. No sé cómo lo hice».
Solo treinta segundos después de que Óscar sacase el coche y cuando a los peatones se les iba a 'salir el corazón' por el trágico desenlace que podía tener su intervención, pasó el tren a toda velocidad. «Les podría haber sancionado por dejar el coche ahí sin decir nada, pero les dejé marchar».(Seguir leyendo)
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