Dentro de la legislación no aparece estipulado cuando es recomendable dejar de conducir. Si bien es cierto, todos sabemos que ese momento llega algún día, sin embargo… ¡cuesta taaaanto dejar el volante!
No es raro que ante una presencia de inicio de demencia… o incluso cuando se llega a una edad determinada... los familiares o incluso el propio paciente pregunte si puede seguir conduciendo. En estos momentos habrá que tener en cuenta las características de la persona (edad, patología, funcionamiento cognitivo, estado físico, medicación…). En la actualidad más de un 8% de nuestra población mayor de 65 años conduce de forma habitual… ¿Conducimos igual a esta edad que con 40 años?
Sabemos que nuestro cerebro va “envejeciendo” con la edad. Entorno a los 55 años nuestro cerebro comienza a notar ciertas dificultades y es necesario prestar más atención a la carretera y a nuestros movimientos. Según vaya avanzando la edad, nuestros reflejos disminuyen, nuestra capacidad para tomar decisiones y resolver situaciones conflictivas es más lenta, comenzamos a notar pequeños olvidos y nos cuesta más atender a los cambios en la carretera. No quiero decir con ello, que a los 55 sea necesario dejar de conducir, sino que será necesario ser conscientes de nuestras dificultades, tener más precaución y adaptar nuestra conducción a nuestras capacidades. Por ejemplo:
· SI notamos que nos cansamos más, hacer mas paradas.
· Reducir conducir a velocidades excesivas que no nos permitan integrar y responder a la información de la carretera.
· Reducir el volumen de la música que puede dar lugar a distracciones.
· Hacernos revisiones periódicas de la vista y el oído, ya que estos dos sentido son elementos claves en nuestra conducción.
· Acudir a especialista siempre que notemos dificultades en la conducción.
En casos de principio de demencia, los familiares se muestran preocupados… ¿Es necesario que deje de conducir? En la mayoría de los casos la respuesta es SÍ. Ante la presencia de una demencia nuestra memoria, nuestra atención, nuestra toma de decisiones, nuestra percepción, nuestra comprensión del entorno está más que afectada. Incluso aunque simplemente sea un inicio de demencia, esta va a ir evolucionando y cuanto antes se vaya reduciendo la conducción mejor será para él, sus acompañantes y para los demás conductores. La familia deberá tener un papel muy importante en este proceso, ya que en muchas ocasiones el hecho de dejar de conducir provoca en la persona una sensación de pérdida de libertad, un sentimiento de inutilidad. Por ello, es necesario que la familia sea capaz de comprender la situación de su familiar y seguir los consejos de los profesionales.
Es importante que cada uno sea consciente de sus capacidades y que si nota ciertas dificultades sea capaz de reflexionar y plantearse la posibilidad de que quizá es el momento para dejar de conducir. Como ya he dicho no hay ninguna edad establecida y yo menos la voy a estipular, simplemente quedaros con la idea de que nuestro cerebro con la edad irá “envejeciendo” y que somos nosotros (junto con las indicaciones de nuestro entorno y los profesionales) los que debemos tomar esa decisión, por nuestro bien y el de los demás…
Sarai García Hojas. Neuropsicóloga.
Martínez Bardají Psicología. www.psicologiaycoaching-zaragoza.es
ASEXTRA Bilbao
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