La Dirección General de Tráfico (DGT) ultima la instalación de tres nuevos radares fijos en la autovía A-55 Vigo-Porriño, que de esta forma se convertirá en una de las carreteras españolas con mayor número de controles permanentes: seis un total en apenas 12 kilómetros, además de otras unidades móviles que habitualmente patrullan por esta vía, por la que transitan al día entre 30.000 y 35.000 vehículos.
Se trata de una autovía muy peligrosa, como acaba de confirmar la DGT en sus datos de 2012, aunque sin víctimas pese a su fuerte circulación y su recorrido sinuoso y con fuertes pendientes. Tráfico considera que la única forma de conseguir que no haya víctimas mortales -hace cuatro años del último- y se reduzca la siniestralidad es con mayor vigilancia de la velocidad.
Hasta ahora hay tres cabinas de radar operativos en los puntos kilométricos cinco, seis; 12,4 y 15,9, bien conocidos por los automovilistas que transitan a diario. Ahora se instalan otros tres, mucho menos visibles en el 7,300 sentido decreciente (entre el alto de Puxeiros y el Meixoeiro) y en los puntos 9,200 y 11,600 ambos sentido creciente, en una zona de curvas peligrosas.
Según indicó un portavoz de la Subdelegación del Gobierno, se pondrán en marcha los nuevos aparatos -todavía no funcionan- por haberse detectado un incremento de la accidentalidad en esos puntos debido a un exceso de velocidad.
La velocidad máxima permitida desde que comienza la A-55 en la plaza de España varía desde los 50 kilómetros por hora en la avenida de Madrid hasta los 80 en casi todo su tramo, exceptuando las curvas de Tameiga, donde se reduce a apenas 60 kilómetros por hora hasta el final de la bajada llegando casi a Porriño en el entorno del kilómetro 12,500, donde ya se puede ir a 100 cien, en el entronque con la continuación por la A-52 hasta Ourense. (Leer más)
Hasta ahora hay tres cabinas de radar operativos en los puntos kilométricos cinco, seis; 12,4 y 15,9, bien conocidos por los automovilistas que transitan a diario. Ahora se instalan otros tres, mucho menos visibles en el 7,300 sentido decreciente (entre el alto de Puxeiros y el Meixoeiro) y en los puntos 9,200 y 11,600 ambos sentido creciente, en una zona de curvas peligrosas.
Según indicó un portavoz de la Subdelegación del Gobierno, se pondrán en marcha los nuevos aparatos -todavía no funcionan- por haberse detectado un incremento de la accidentalidad en esos puntos debido a un exceso de velocidad.
La velocidad máxima permitida desde que comienza la A-55 en la plaza de España varía desde los 50 kilómetros por hora en la avenida de Madrid hasta los 80 en casi todo su tramo, exceptuando las curvas de Tameiga, donde se reduce a apenas 60 kilómetros por hora hasta el final de la bajada llegando casi a Porriño en el entorno del kilómetro 12,500, donde ya se puede ir a 100 cien, en el entronque con la continuación por la A-52 hasta Ourense. (Leer más)
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