Los hechos se produjeron el pasado 8 de julio en el
centro de exámenes de Torrelavega, durante el desarrollo de las pruebas de aptitud en circuito cerrado. Un alumno, una vez enterado de que había sido
declarado no apto en la prueba para el permiso de moto, sin mediar palabra con
los examinadores, la emprendió a insultos con uno de ellos.
Posteriormente, este individuo pasó de las amenazas a los escupitajos para
finalmente propinarle puñetazos en la cara, también otras partes del cuerpo y
patadas. El examinador llamó a la policía, siendo testigos de los hechos el
personal de autoescuelas que estaban alrededor. El funcionario fue trasladado
al hospital para que fuera atendido de los golpes recibidos. En estos momentos
se encuentra de baja laboral, con importantes secuelas físicas y psíquicas.
La Asociación de Examinadores de Tráfico, ASEXTRA,
rechaza de plano este tipo de actos, fruto de auténticos
energúmenos, que no saben vivir en sociedad ni aceptar las reglas impuestas
para el normal desenvolvimiento de la convivencia. El funcionario examinador,
lo único que hizo fue cumplir con su obligación, realizar la tarea encomendada,
con la mayor profesionalidad posible y cumplir con sus funciones, como
establece la normativa.
Desde esta Asociación denunciamos el desamparo
con la que estos funcionarios deben desarrollar su cometido, en sitios
aislados, en ocasiones a merced de auténticos impresentables
que no dudan en usar la violencia para conseguir sus objetivos. La
única defensa que tenemos en esos momentos es la educación y aplicar el
protocolo contra agresiones que la propia Dirección General de Tráfico tiene
para los examinadores y que es, a todas luces, insuficiente.
Por supuesto esta Asociación de Examinadores, a través
de su servicio jurídico, atenderá y ofrecerá apoyo legal a los examinadores que
lo soliciten, en todos los casos de agresiones, tanto físicas, verbales o de
cualquier otro tipo y trabajará para que caiga todo el peso de la
ley sobre los agresores.
Así mismo vamos a seguir luchando para que la
Dirección General de Tráfico tome las medidas disuasorias para evitar las agresiones a unos
funcionarios que únicamente cumplen con su deber. Entre otras
actuaciones, solicitamos que cuanto antes se revista a los funcionarios
examinadores del carácter de autoridad, con el fin de que en los juzgados estos
asuntos se traten como atentado a la autoridad en todos los casos ya que
actuamos en el ejercicio de nuestras funciones como funcionarios púbicos.
ASEXTRA
2 comentarios:
Lamento el hecho profundamente y expreso mis mejores deseos para el examinador. No hace mucho, en Vizcaya sucedió un caso similar.
Independientemente de la responsabilidad que le atañe a la DGT y Jefaturas de Tráfico, hay una cuestión que se suele olvidar mucho y que yo he discutido en varias ocasiones con algunos colegas: la autoescuela y el profesor, deben hacer de filtro. Y si esta tarea, hoy muy minoritaria, se generalizase, salvo casos muy extraordinarios, sería suficiente para eliminar este riesgo por sí sola.
Antes de ir un alumno a examen, pasa horas conviviendo en el aula, en el tráfico o en pista con un profesor; ¿es que éste no se da cuenta de nada, no percibe indicios, no ve aflorar la agresividad? La respuesta, casi siempre, es: Sí. ¿Y qué hace el profesor? Generalmente, y por desgracia, desistir de su labor de enseñar; limitarse a no tener un accidente y pedirle perdón al alumno en cada ocasión que utilice el doble mando. Se convierte en sumiso llevando al extremo la falsa máxima: “El cliente siempre tiene razón”. Y aquí está una de las raíces del problema: ver clientes en lugar de alumnos.
Intentar educar a un alumno que se muestra agresivo o violento es básico para garantizar la seguridad de profesor, alumno y de terceros. El profesor debe prever al máximo las acciones de su alumno, aquí radica su seguridad, mucho más que en el doble mando. ¿Cómo no va a darse cuenta de la actitud de su alumno? Habrá alguna excepción, sí, pero sólo eso.
Hay también un vicio muy extendido entre mis colegas, pretendiendo una falsa empatía, seguir el juego de algunos de sus alumnos respecto a la arbitrariedad de los examinadores. Nunca, se debe entrar en ese juego. En teórica y en el coche hablaba con mis alumnos de este asunto, les invitaba a seguirme en mis razonamientos y, por si acaso (y era cierto), terminaba diciéndoles que no se preocupasen, aunque los examinadores fuesen malísimos, yo era peor; de modo, que si conmigo iban bien, era seguro que no suspenderían con nadie.
He tenido también alumnos violentos, alcohólicos, delincuentes, toxicómanos... Generalmente, ellos y yo, encontrábamos la forma de vivir en el tráfico civilizadamente. Y en algunos casos, no había más remedio que desistir de darles clases e invitarles a dejar la autoescuela. Aunque se fuesen sin pagar el trabajo realizado, se gana en salud y esta vale más. Podría contar mil historias, pero acabo con esta que viene nítida a primer plano: El alumno, un reciente ex legionario en proceso de dejar la droga, con experiencia real en combate, con unos brazos como mis muslos; después de muchas charlas y “peleas”, me dice un día que como lo vuelvan a suspender... Entonces le contesté con pausa y firmeza, mirándole a los ojos, con una media sonrisa, amablemente, pero con inequívoca firmeza, repito. Antes tendrás que pasar por encima de mi cadáver; y tú eres más fuerte, pero soy duro de pelar, el que avisa no es traidor. Se me quedó mirando, y me dijo: “Qué dices, tío, contigo no me atrevo”. “Ni falta que hará, sólo tenemos que pelear con nosotros mismos para ser mejores, ¡y tú puedes de sobra con esto!”
¡Ah! Olvidaba una cosa, es necesario tener más comunicación entre examinadores y profesores; algunas reuniones de vez en cuando serían muy positivas para todos.
¡Saludos cordiales!
Soy Carme Huguet, Presidenta de Provial. Apoyo totalmente al colectivo de examinadores. A un energúmeno que no sabe aceptar un no y que la emprende a insultos y golpes, no deberíamos permitirle que opte a ningún permiso de conducción. No debería circular por nuestras vías.
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