Por Damián Núñez Pulido
Hoy me he librado de tener un accidente de moto bastante grave. Yo iba circulando tranquilamente por una rotonda cuando un coche se ha incorporado a toda velocidad haciendo caso omiso al ceda el paso y a mi presencia mientras el conductor se encendía un cigarro. Sí, ha pasado tan cerca que me ha dado tiempo a ver como tenía un mechero amarillo encendido en una mano y el cigarro en la boca. Lo triste es que no es la primera vez que me pasa, las he tenido peores, en otra ocasión el conductor fumaba y hablaba a la vez por el teléfono móvil mientras casi se me lleva por delante. Eso es arte, el arte de ponernos a todos en peligro, gracias campeón.
Son muchos los conductores que circulan en sus coches o motos –cosa que considero aún más grave- con cigarros encendidos en sus manos y me sorprende al ver que la DGT aún no ha prohibido esta práctica que para mi parecer entraña un gran peligro. Todos sabemos que fumar es una adicción y toda adicción tiende a distorsionar la realidad. No me refiero a que veas alucinaciones ni nada de eso, pero el que fuma conduciendo puede prestar más atención al “placer” de fumar que mirar si cruza un niño o puede que la ceniza le caiga sobre su regazo y al sobresaltarse se lleve a un motorista por delante, porque no me negarán que este acto distrae lo mismo o incluso más que hablar por el teléfono móvil o poner una dirección en el GPS.
Así que ahora que puedo escribir y antes de que acabe en algún hospital por culpa de otro conductor fumador le pido a los señores de la DGT que recapaciten, se desentiendan de las presiones que puedan tener de los lobbies tabacaleros y regulen de una vez esta actividad al volante, ya que es muy triste comprobar cómo gente que es multada por este motivo -por unos agentes responsables y conscientes del riesgo que supone- recurran y se les retire la multa porque realmente no está penado.
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