Los funcionarios llevan más de un mes en huelga parcial indefinida y esperan aclarar con Tráfico este lunes sus condiciones laborales y de seguridad
"El chico se saltó un ceda el paso, y claro, suspendió. Cuando le estaba comunicando el resultado se bajó del coche pegando un portazo y con violencia empezó a dar golpes con una riñonera al cristal de la puerta de atrás, a sólo una cuarta de mi cara y, mientras seguía insultándonos, aprovechamos para subir al siguiente aspirante a conductor. Así, huimos". Este es el relato de Ángel Fernández, el último examinador de tráfico que ha sido agredido, el pasado 1 de octubre en Cuenca, por un alumno calificado como "no apto" para recibir una licencia.
Su caso no es el único; los sindicatos cuentan una veintena en lo que va de año mientras que la Dirección General de Tráfico (DGT), que sólo contabiliza los partes de lesiones, tiene un registro de funcionarios de tráfico agredidos en los primeros ocho meses de 2015, de los que 15 eran examinadores y 9, personal de oficina. Tan sólo un año antes el saldo fue más bajo, los aspirantes a conductores ajustaron cuentas con 8 examinadores y 7 funcionarios de despacho. "Esto es así desde que nos obligan a explicarle al alumno inmediatamente las razones del resultado. Y menos mal que nos quedamos en el coche y no le dimos la nota al chico en el exterior, como recomienda la DGT, porque si no...", añade Fernández en declaraciones a El Confidencial.
Precisamente la inseguridad que afrontan estos funcionarios, -además de otros motivos económicos, de escasez de personal y de sobrecarga laboral- han llevado a los más de 650 examinadores a convocar una huelga parcial indefinida que acumula más de un mes y que les llevó a congregarse a las puertas de la sede de la DGT en Madrid el pasado miércoles en un paro total de 24 horas. Fuentes sindicales calculan la participación de los examinadores en toda España en más del 70%, lo que ha dejado sin convocatoria, estiman, a entre 60.000 y 70.000 exámenes.
El próximo lunes está convocado el comité de huelga a una reunión con la dirección de la DGT, desde donde advierten que ya han dado pasos para solucionar los problemas de retribución, pues el asunto está ya está sobre la mesa en la Comisión Ejecutiva de la Comisión Interministerial de Retribuciones (CECIR); y de plantilla, porque entre 2014 y 2016 se prevé una incorporación de unos 180 nuevos examinadores que tratarán de paliar la rebaja de servidores públicos en los años de la crisis, del millar a unos 650 en activo. Por el momento no hay acuerdo en la cuota de pruebas que tiene que atender cada funcionario, ya que Tráfico se planta en una cuota de 13 exámenes de 25 minutos cada uno y los examinadores alegan que cada alumno toma un total de 40 minutos que excedería sus 7,5 horas diarias de jornada, por lo que piden rebajar las pruebas a 12.
Una profesión de riesgo
“Es una profesión de cierto riesgo”, explica sobre los examinadores de tráfico Juan Inigo, del Colegio Oficial de Técnicos Superiores en Prevención de Riesgos Laborales de la Comunidad Valenciana. “Al desgaste de los nervios hay que sumarle un trabajo estático que exige estar alerta de lo que hace el aprendiz de conductor y, por si fuera poco, la violencia que puede generar en el alumno la tensión anterior y posterior al examen”, agrega Inigo.
No es lo mismo dar un “no apto” en el Centro de Exámenes de Móstoles que en un punto remoto. “Los examinadores salen de polígonos industriales, de descampados donde no hay ni servicios ni un bar; hay un punto de partida que está incluso debajo de un puente”, critica en declaraciones a este diario Manuel Santiago, portavoz de la convocante Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F). El propio Fernández recalca que su intento de agresión se dio "frente a la Jefatura de Tráfico de Cuenca", pero que otros compañeros no corrieron tanta suerte.
Santiago enumera varios casos: desde ataques con cuchillos, piedras y con el espejo retrovisor a los examinadores, hasta una paliza propinada por el novio y la hermana de una aspirante suspendida dentro del coche de pruebas. Cita incluso un caso en el que un profesor de autoescuela trató de estrangular a un funcionario, inconforme con el resultado que le dio a su alumno. "Queremos trasladarle a la DGT lo que hemos detectado, que es que las agresiones físicas se dan en caliente. Con las verbales estamos familiarizados desde hace mucho...", comenta el representante en Madrid de la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), Juan Carlos Aedo.
Lejos quedan los años en los que ser examinador era un trabajo público relativamente goloso.“Si el puesto no está bien remunerado y encima en venganza por un suspenso te dan un porrazo o un golpe con el coche y te lesionan la columna, pues cualquiera prefiere ganar cincuenta euros menos y quedarse en una oficina”, explica Santiago, en alusión al ocaso de un trabajo público cada vez menos apetecible. (Información)
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