Una denuncia a la Fiscalía ha señalado graves irregularidades en la custodia de siete cadáveres conservados en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón, de la Universidad de Zaragoza. Los cuerpos se usaron para investigar lesiones producidas en accidentes de tráfico, dentro del proyecto europeo Bio-Advance. El responsable técnico era Francisco López Valdés, marido de la directora general de Tráfico. El coordinador del programa era Juan José Alba, ahora apartado del instituto tras querer despedir a su subordinado.
Siete personas de entre 35 y 93 años donaron en su día sus cuerpos a la ciencia. Cuatro procedían de Albacete, dos de Madrid y uno de Valencia. Sus restos mortales terminaron en un laboratorio del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), sito en Alcañiz (Teruel) y dependiente de la Universidad de Zaragoza. Fue en mayo de 2014. En junio, se empezó a experimentar con ellos dentro del proyecto internacional Bio-Advance, de biomecánica de impacto en accidentes de tráfico. Por primera vez en España se usaban cadáveres humanos para este fin. La Unión Europea cofinanciaba el programa a través de la beca Marie Curie, de la que era beneficiario Francisco López Valdés, ingeniero industrial y marido de María Seguí, directora general de Tráfico. Como coordinador del programa figuraba Juan José Alba, miembro del instituto I3A desde su creación y responsable entonces del laboratorio Tessa, donde tuvieron lugar los ensayos. Fueron cuatro en total, y solo se utilizaron los cuerpos de otros tantos donantes. (Información)
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