Conducir un coche es fácil. Todos sabemos hacerlo una vez que tenemos el permiso de conducir. Para muchos de nosotros, la calidad de nuestra conducción mejora con la experiencia, un poco a la madera de un queso curado con el tiempo y que alcanza la plenitud de su sabor al cabo de unos años.
Sin embargo, nosotros también adquirimos malas costumbres con el tiempo. Algunas de esas malas costumbres provocan el descontento en los otros usuarios de la carretera. Para que evitemos coger esas malas costumbres (o para que tomemos consciencia si tenemos algun mal hábito) arrojaremos un poco de luz sobre siete tipos de conductores, de esos que no nos gustaría ser.
El que bloquea los cruces
En las horas puntas de las grandes ciudades, y de las más pequeñas también, casi siempre hay algún coche que se para en mitad del cruce y se queda ahí mientras el semáforo está en rojo. ¿Qué ocurre con el tráfico de la calle perpendicular? Sencillamente se queda bloqueado por ese automovilista. Y es que no podía esperar detrás del semáforo anterior y pararse antes del cruce cuando el semáforo se puso en ámbar. Tenía prisa, pobrecito.
Como resultado contribuye a crear una retención de tráfico en una calle donde antes no la había. Y el atasco en esa calle perpendicular podría a su vez generar otra retención de tráfico más atrás. Es un actitud egoísta, le da igual que los demás estén parados por su culpa. Como él no avanza, los otros tampoco.
El del medio de la autopista
En Europa continental se circula por la derecha, incluso en las autovías y autopistas de tres o más carriles. El carril de la derecha no es exclusivo de los camiones, en contra de los que muchos piensan. Claro que es lícito usar el carril del centro, pero ese no es el carril correcto si no estás adelantando a nadie.
¿Que no te gusta usarlo porque a veces tienes que adelantar camiones? Pues como a todos nosotros, pero no vamos solos por la carretera, hay otros vehículos, y si no nos movemos del carril central porque tenemos miedo a adelantar un camión que sale de Sevilla mientras vamos por Burgos, entorpecemos la circulación de los demás usuarios. Y en lugar de facilitar el tráfico, lo único que hacemos es generar más circulación en los carriles izquierdos, mientras que el derecho está vació.
Zigzagueando voy
Estoy seguro que todos hemos adelantado por la izquierda al menos una vez en la vida. Hay veces que no queda más remedio, bien sea por evitar un peligro mayor o por desesperación al ver que el carril derecho está vacío y que en los dos carriles izquierdos de la AP-7 en dirección a Barcelona se circula a 40 km/h. Pero lo que no es excusable es el que se dedica a adelantar tanto por la derecha como por la izquierda.
Imagina que estás en el carril del medio adelantando a un camión. El coche que te precede frena y también debes frenar. El carril izquierdo está lleno y el carril derecho es precisamente el que querías adelantar. De repente ves pasar un coche por tu derecha. Más adelante lo vuelves a ver en el carril izquierdo y lo dejas atrás. Al poco tiempo, te vuelve a adelantar por la derecha. “Es un atasco, por qué no te quedas en tu carril”, piensas.
En un atasco, este tipo de conductor puede causar accidentes leves, pero por desgracia también suelen hacerlo cuando se circula con fluidez. Y en esos casos, el accidente no será un coche abollado, puede tener consecuencias mucho más dramáticas.
La moto fantasma
Es el atardecer y tenemos el sol justo detrás nuestro. Asumamos que todo el mundo ha encendido sus faros para que los usuarios que vienen de frente nos puedan ver con mayor facilidad.
En el retrovisor a lo lejos vemos un faro. Como eres cívico, tienes amigos moteros o tú mimos tienes una moto, te preparas para que esa moto te adelante. Y resulta que no, es un coche con una bombilla fundida.
Aquí, no solamente molestas al resto de usuarios dando a entender que eres otro tipo de vehículo, sino lo que es más grave, cuando se haga de noche esa confusión puede ser todavía más peligrosa. Claro que en España, a pesar de ser ilegal, no nos multan por estas cuestiones.
Y se hizo la luz
El ser humano no ve tan bien de noche como lo hace de día. Es así, no nos queda otra que aceptar nuestras limitaciones. Algunos automovilistas, para mejorar su visibilidad de noche, no dudan en equipar sus coches con bombillas de faros más potentes de lo recomendado por el fabricante. Ellos verán bien, pero al resto nos dejan ciegos. Claro que a ellos les importa más bien poco.
También está el que, en carretera, deja las largas por norma o se ha olvidado quitarlas cuando viene tráfico de frente. Efectivamente,si todo el mundo te hace señales con las luces no es para saludarte o para decirte que más adelante hay un radar, es porque nos estás dejando ciegos. Y si realmente no ves, amigo mío, procura no conducir de noche fuera del casco urbano.
El ladrón de plaza
Ya es bastante irritante tener que ir al centro comercial un día de gran afluencia y recorrer el parking en búsqueda de un hueco donde dejar el coche. Hoy, tienes algo de suerte y ves una familia que se va. Decides esperar a un lado a que terminen su maniobra para aparcar en esa plaza.
De repente, antes de siquiera haber acariciado el acelerador con el pie, un automovilista se cuela, rápido como el rayo, y ocupa el sitio. Siendo realista, no se puede hacer mucho contra ese codicioso maleducado. Eres una persona pacífica, pero siempre hay alguien más codicioso que él…
El listillo
Ya que estamos con los abusones. Hay otra clase de abusón particularmente irritante y que en ocasiones pone en peligro su vida y, más grave aún, lo de otros usuarios. Hablamos de el que se cuela en la cola.
Estamos en la autovía, y a la derecha hay un carril reservado para la próxima salida. Está lleno, pues es sábado por la tarde y lleva a ese centro comercial en el que el otro día te robaron el sitio. Se ve desde muy lejos que hay una retención y aún así, siempre hay un listillo que juega al despistado y procura incorporarse a ese carril al último momento.
No solamente es una forma de abuso y un signo de mala educación, también es una actitud peligrosa. Quizá no tenga hueco en la cola justo cuando decidió incorporarse y se quedará parado, ligeramente cruzado en un carril en el que se circula probablemente a 80 km/h. Provocará así en el mejor de los casos otro atasco y en el peor de los casos frenazos, adelantamientos evasivos e incluso algún accidente. (Información)
www.circulaseguro.com
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