En los diez años que lleva trabajando como examinador de tráfico no ha vivido, asegura, un episodio tan violento. Menos aún protagonizado por los familiares de una alumna, que en este caso había suspendido la prueba práctica para la obtención del permiso de conducir B.
Los hechos ocurrieron en Marbella después de que la joven, según el testimonio aportado a este periódico por el funcionario, que prefiere mantenerse en el anonimato, incumpliera la señal de ceda el paso al franquear una glorieta. Un vehículo que tenía preferencia se vio obligado a frenar para evitar una colisión.
La prueba quedó interrumpida. Fue entonces cuando, en palabras del examinador, la alumna, consciente de su error, le pidió que no lo tuviera en cuenta. Al saber que no podía ser así, cambió el tono amable por otro amenazante. "Empezó a despotricar y le invité a que saliera del coche. Me amenazó diciendo que a ver si tenía lo que tenía que tener para decírselo a su padre. Llamó a varios familiares", relata el hombre.
En ese momento, vio cómo tres personas comenzaban a aporrear la puerta del vehículo y a exigirle que bajara. Ante el cariz que alcanzó la situación, el examinador pidió al grupo a través de la ventanilla que se calmaran y que se apartaran. Al bajar del automóvil, se dirigió a la madre de la joven para explicarle lo ocurrido. Dos señores, que cada vez se le acercaban más, siguieron increpándole. "Una familia completa no suele perseguir al examinador. Estaba rodeado al indicarle el resultado de la prueba, la madre se transformó", precisa.
El trabajador optó por volver a entrar en el coche y llamar a la Policía. Una compañera que había en la zona se ofreció a ayudarle. "Le dije al profesor que nos fuéramos, pero un señor abrió fuertemente la puerta y siguió con las amenazas. Intentó golpearme alzando el brazo. Trató de empujarme con la puerta. Yo me aparté y conseguí evitar el impacto", relata el examinador. Los familiares continuaron después en la zona con la intención, cree, de esperar a que regresara.
El estado de nerviosismo que al funcionario le generó la situación hizo que tuviera que ser atendido por los servicios de urgencia. Desde entonces ha estado dos semanas de baja. Tras informar a su coordinador de lo sucedido, solicitó evitar el punto de examen en que tuvo lugar el incidente. No ha denunciado para no tener más problemas con los implicados. "Uno está acostumbrado a disculpar las reacciones de alumnos, pero no tiene nada que ver con lo que me tocó sufrir ese día", señala el funcionario, que asegura que los examinadores están "en el ojo del huracán". "Estas cosas te dejan secuelas, miedo e inseguridad", expresa.
El delegado en Málaga de la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), Manuel Jiménez, insistió ayer en la importancia de mejorar la seguridad del colectivo. Reclama, en este sentido, más presencia policial como medida disuasoria. (Información)
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