Los nervios y la inseguridad al volante hacen que muchos no sepan reaccionar ante los imprevistos. El temor se genera tras un accidente o al no coger el coche en un tiempo.
Tienen carné, pero ponerse al volante les produce estrés, bloqueos y ansiedad. La amaxofobia, el miedo irracional a conducir, se trata "cada vez más" en Soria. No hay estadísticas oficiales, pero psicólogos y autoescuelas confirman el repunte. Los casos se dan, sobre todo, en hombres y mujeres de entre 35 y 70 años. Sus temores tienden a desencadenarse "tras un accidente" o "una situación traumática similar". Los hay, no obstante, que simplemente "dejaron de coger el coche hace años y ahora necesitan reciclarse". Esta fobia "tiene remedio". Silvia Mateo, vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León en Soria, asegura que el tratamiento dura "alrededor de tres meses", aunque "depende de cada caso". El proceso requiere de "tiempo y práctica".
"Empiezan poco a poco. Primero trabajamos técnicas para controlar el estrés y los pensamientos negativos", explicó. Este miedo hace que la seguridad del día a día de estas persona se rompa. "Afecta, sobre todo, a quienes tienen que coger el coche para ir al pueblo o al trabajo", añadió. Muchos no acuden al psicólogo "por vergüenza" y evitan la conducción. "No piden ayuda fácilmente, creen que lo suyo es intratable", comentó Mateo. Ella, por ejemplo, trató a una mujer de 43 años. Los pacientes se enfrentan a sus temores "poco a poco" hasta que el cuerpo les responde y se ven con fuerzas para salir a la carretera por cuenta propia. Acudir a la autoescuela "no es obligatorio", pero sí "interesante". Andoni Martín, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas, afirma que este "no es un fenómeno de este año". "No es raro. Nadie se saca el permiso de conducir para tenerlo en el bolsillo pero, con el tiempo, muchos pierden los hábitos", indicó ayer.
El progreso de estas personas suele ser "rápido", ya que "no tienen que interiorizar nada, solo recordar". "Ya han pasado por todo antes, son clases más automáticas", aseveró. De media, suelen necesitar "entre ocho y diez" sesiones de 45 minutos. En ellas realizan, sobre todo, "trabajo de carretera" e incorporaciones. Las solicitudes "varían en función de los meses". "O no tenemos ninguna o tenemos media docena", aseguró Martín. Familiares y amigos son, en estos casos, su mayor competencia. "Con la crisis se mide más el gasto. Los hay que acuden a conocidos para no pagar, pero los centros de formación seguimos siendo una garantía", dijo. Los miedos y las inseguridades, recordó, pueden convertir a estas personas "en un peligro"."Pueden causar daños a terceros y a sí mismos. Si tuviesen un accidente, la barrera a vencer sería mucho mayor", justificó. Él cree que el repunte de la amaxofobia debe ir acompañado "de una reflexión". "Aquí, la conducción es bastante relajada, pero son muchos los que tienen que tirar de coche a diario para ir a trabajar y volver a casa", declaró. Recientemente, su autoescuela ha ayudado a un soriano de 35 años, pero también han tenido casos de vecinos "de 70". A estas personas suele costarle "bastante más", aunque "terminan consiguiéndolo". "Hay que insistirles, pero la práctica les ayuda a recordar. En estos casos suelen ser necesarias más de una decena de clases. Conviene asegurarse antes de salir al ‘mundo real’", declaró. Los episodios de amaxofobia, admitió, reabren un viejo debate: ¿deben examinarse quienes deseen renovar su carné? Esta cuestión sigue siendo "un tema espinoso" para el sector, aunque "ha de tenerse en cuenta". (Seguir leyendo)
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