En apenas unos segundos, la lluvia se convierte en nieve, que se transforma en sol, y que deja, de inmediato, una carretera libre de cualquier adversidad climática. El conductor se quita entonces el cinturón. Pone punto muerto. Y desciende del vehículo. Y las tres pantallas se apagan. "Aquí es donde trabajamos con los pacientes", cuenta Marcos Gómez, director de proyectos de la empresa Dsmg, mientras señala un simulador instalado en el interior de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Con salpicadero y palanca de marchas, con intermitentes y acelerador, y conectado a un ordenador; este aparato recrea los temores de los automovilistas. Su función: tratar a los amaxofóbicos. Es decir, a quienes les aterroriza conducir. Una fobia que, en la mayoría de los casos, no aparece de un día para otro: lleva un proceso.
El sector maneja en España, principalmente, dos estudios sobre la amaxofobia —un término que proviene del griego y que significa "miedo al carruaje"—. La Fundación Mapfre elaboró uno en 2005, con 1.500 entrevistas, que sentencia que un tercio de los conductores sufre en algún momento, en mayor o menor medida, temor al ponerse al volante. Este informe, que recalca que el miedo nacepara la mayoría de la "manera de conducir del resto de usuarios de la vía pública", incluye en ese porcentaje al 18% de automovilistas que "sienten un miedo paralizante".Como le ocurrió a Sara Martín, de 25 años. Una joven pontevedresa que empezó a temer ponerse ante el volante el primer día que cogió un coche sin pedales en el asiento del copiloto. "Cada día tenía más miedo a estamparme, a que los frenos dejasen de funcionar o que me matase otra persona", cuenta esta chica, afincada en un pequeño pueblo de la provincia gallega. Así que lo dejó y estuvo años sin conducir. Hasta que se vio obligada a ello. Consiguió un empleo y lo necesitaba para ir a la oficina. "Entonces tuve que afrontarlo. Pasé un fin de semana de prácticas con mi novio al lado, que tuvo mucha paciencia. Y yo lloraba del pánico que tenía", rememora Martín, que afrontó la fobia por su cuenta y que ya usa el automóvil para desplazarse hasta el trabajo. Aunque, como reconoce, "sigue sin fiarse mucho" del resto de conductores. "Y en la ciudad ni entro, están locos allí", apostilla rápidamente.
El otro estudio mencionado por los expertos reduce el nivel de afectados. Attitudes, el programa de responsabilidad social de la marca Audi, también decidió en 2010 fijar su atención en este problema: y concluyó que solo el 4% de los conductores ha desarrollado realmente una fobia a conducir. Eso sí, apostilló que un 22% de los españoles sufre ansiedad al volante; y coincidió con la Fundación Mapfre en que, en algún momento, una de cada tres personas, "no conduciría si pudiera" por miedo a la carretera. (Seguir leyendo)
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3 comentarios:
En respuesta al titular: Porque no tengo conocimiento, formación o entrenamiento suficiente. O las tres cosas. Esta es la verdadera causa de la amaxofobia, salvo excepciones. Llevo mas de 30 años trabajando en ello.
Es curioso que ninguno de los estudios citados haya buscado la raíz de esta fobia donde obviamente se encuentra: las autoescuelas. ¿Por qué no se sientan los autores del estudio en el asiento trasero de un coche de autoescuela durante las clases prácticas? ¿Tienen miedo? No sólo es ironía, es que suele pasar.
Más llamativo resulta que CEA imparta cursos en circuito cerrado (nunca sobran), pero superar cualquier fobia exige exponerse a la situación temida (de modo progresivo y seguro, claro) y no lo hace. Quienes tienen miedo a conducir nunca hacen referencia a temer hacerlo en un circuito. Por otra parte, los resultados de esta singular terapia no se citan, ni se menciona ningún seguimiento de los participantes en los cursos.
Un servidor, sí acompaña a la persona con miedo a conducir en su coche y en vías públicas hasta que ambos convenimos “la suelta” como se dice en aviación.
Perdón, antes olvidé dos citas que pueden ser de importante ayuda.
“La experiencia no basta por sí sola para corregir los defectos de una formación deficiente; se conduce como se aprendió a conducir; podemos afirmar que sólo es buen conductor aquél que aprendió a conducir bien. Sin negar el inestimable valor de la experiencia, único medio de perfeccionar y consolidar un aprendizaje correcto, es frecuente que una larga cuenta de kilómetros recorridos contribuya también a arraigar importantes defectos.” D. Teodoro Rodríguez Prieto, de la Jefatura Central de Tráfico (hoy DGT)
“El miedo es racional: es no saber qué ocurre, es no saber qué hacer.” De “Cuidado con tus silencios”.
Gracias. Yo sigo conduciendo pero con angustia. A veces me entra pánico al pensar qué hubiera hecho yo si en la autovía no hubiese estado libre el carril de la izquierda al arrancar delante de mi desde el arcén, sin señalizar como lo hizo, un coche a 15km/h. Solo llevo un año conduciendo y no se si sabria salvar ciertas situaciones.
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